TECNOLOGÍA

NAZA REVELA INSÓLITO Y GIGANTESCO IMÁN EN JÚPITER

Según la mitología romana, el dios Júpiter era capaz de envolverse entre las nubes para que nadie pudiera observar sus travesuras, con la excepción de Juno, la diosa que representaba la maternidad, capaz de penetrar en la neblina y conocer el verdadero carácter de su pareja. Algo así ocurre en nuestro sistema solar, donde hasta hace apenas unos meses, el gigante gaseoso seguía siendo un misterio. Gracias a la misión Juno, impulsada por la NASA, los investigadores han comenzado a descubrir algunos de los secretos más relevantes sobre Júpiter, el mundo situado a 630 millones de kilómetros de la Tierra.

Dos estudios publicados hoy en la revista Science ofrecen los primeros datos sobre los encuentros iniciales de la sonda espacial con el gigante gaseoso, que tuvieron lugar el pasado 27 de agosto de 2016. La nave espacial consiguió dar una vuelta completa al planeta más grande del sistema solar. Su órbita elíptica permite que la misión Juno sea capaz de rodear los polos del planeta, logrando descender a una altitud de 5.000 kilómetros sobre las nubes de Júpiter. El equipo de Scott Bolton presenta los resultados del acercamiento de la sonda sobre las capas nubosas. Lo que en un primer momento parecía un “caos ovalado y en tonos claros”, según los autores, han terminado por ser gigantescos ciclones; algunos de ellos tienen un tamaño de hasta 1.400 kilómetros de diámetro.

La investigación ha caracterizado también la atmósfera profunda de Júpiter, una observación que ha permitido descubrir estructuras inesperadas. Los científicos interpretan dichas señales como la posible acumulación de amoniaco en la atmósfera, que podría desencadenar sistemas climáticos enormes. Por otro lado, el estudio ha medido el campo gravitacional de Júpiter, lo que permitirá comprender mejor su atmósfera y determinar si cuenta con un núcleo sólido o no. El grupo de Bolton ha descubierto además que el planeta presenta un enorme campo magnético gaseoso, mucho más fuerte cerca de la superficie de lo que se había pensado hasta ahora. Las estimaciones apuntan que dicho campo alcanza los 7.766 Gauss, unas diez veces más que el campo magnético de la Tierra.

Un segundo trabajo, publicado por la NASA, revela nuevos datos acerca de las auroras de Júpiter. El colorido fenómeno, miles de veces más intenso que las auroras boreales que suceden en la Tierra, ha sido fotografiado en el pasado por el telescopio Hubble. La posición de Juno ha permitido a los investigadores detectar rayos de electrones que se mueven hacia la superficie en dirección vertical, y que desprenden energía en la zona superior de la atmósfera jupiteriana. El equipo de John Connerney sostiene que estos rayos posiblemente sean la fuente de energía de la que se alimentan las auroras. Los científicos sugieren que Júpiter interacciona con el ambiente espacial que lo rodea de una forma “radicalmente diferente” a lo que ocurre en la Tierra, ya que la distribución de estas corrientes de electrones es distinta en ambos mundos.

Las investigaciones realizadas, a juicio de Martínez Frías, “profundizan de manera vanguardista en la caracterización general de Júpiter”. Los resultados publicados hoy en Science son un avance para comprender mejor el planeta más grande del sistema solar y, especialmente, los efectos colaterales que podría haber en sus lunas más cercanas. Los datos ofrecidos en estos artículos llegan después de que la misión Juno diera a conocer algunas sorprendentes imágenes de Júpiter. Durante los próximos meses, la sonda seguirá explorando el considerado como el mundo más antiguo del sistema solar, esquivando los peligrosos cinturones de radiación que rodean al planeta. Así podremos entender mejor los secretos que aún guarda en su interior el gran gigante gaseoso y comprender mejor la historia del universo.

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