Donald Trump sufrió un serio revés ante su rival Ted Cruz en Wisconsin, y crecen las probabilidades de que el Partido Republicano deba elegir su candidato en una convención nacional dividida.
El demócrata Bernie Sanders también se impuso por amplio margen el martes, lo que le dio nuevo impulso a su campaña, aunque la brecha crucial en cuanto al número de delegados sigue favoreciendo a Hillary Clinton.
Los dos partidos enfilan ahora hacia Nueva York, en que estará en juego una cantidad enorme de delegados el 19 de abril. Es una suerte de regreso a casa para Trump, Clinton y Sanders, que se jactan de sus raíces en el estado.
En el sistema republicano, los candidatos disputan los delegados en cada estado, que luego votan por cada precandidato en la convención a mediados de año. Si ningún candidato obtiene mayoría en la primera ronda, la mayoría de ellos están en libertad de cambiar su filiación, lo que obliga a los candidatos a competir por su apoyo.
Cruz aparece como el candidato en mejor posición para impedir que Trump obtenga la candidatura, aunque probablemente se necesitará una batalla en la convención para lograrlo.