Las cifras son claras: a las órdenes de Tite, la “Seleção” presenta un registro de 20 victorias, cuatro empates y dos derrotas en 26 partidos, con 55 goles a favor y ocho en contra. Hasta este viernes nunca había visto perforada su meta más de dos veces en un mismo choque, y encadenaba 15 compromisos sin perder.
Pero la segunda de esas derrotas y dos de esos goles en contra se produjeron en una ronda de eliminatorias del Mundial, contra Bélgica, en Kazán, con lo que la esperanza de seguir luchando por un sexto título en Rusia se desvaneció.
Los observadores más inflexibles podrían decir que lo que cuenta no son los números, sino el resultado final. En la práctica, por tercera vez en las últimas cuatro ediciones, Brasil ha vuelto a caer en cuartos de final.
Un revés tan doloroso como este tiende a provocar movimientos. Y cambiar al técnico es algo a lo que ya se ha acostumbrado el combinado brasileño.
“Es complicado decirlo ahora, cuando todo el mundo tiene las emociones a flor de piel, pero el cuerpo técnico ha hecho grandes méritos”, explicó tras el pitido final el centrocampista Renato Augusto, autor del tanto que volvió a meter a los sudamericanos dentro del partido contra Bélgica.
“Creo que hoy hemos merecido al menos un empate. Nos esforzamos al máximo. Tite intentó buscar todas las alternativas, pero por desgracia no llegó el [segundo] gol”, abundó.
Con victoria o derrota, la última vez que una selección brasileña mantuvo a su seleccionador entre dos Mundiales, de forma ininterrumpida, fue hace más de 40 años, en la época de Zagallo, entre 1970 y 1974.
El capitán, Miranda, consideró que es hora de apostar por la continuidad. “Tite ha hecho un gran trabajo y debe seguir. Es un profesional ejemplar”, aseguró.
Y aun esforzándose por contener las emociones, el central también quiso hacer un guiño a sus adversarios. “Hemos jugado contra un gran rival. Hay que felicitar a los belgas, lucharon hasta el final y terminaron imponiéndose en el resultado”.
En la conferencia de prensa posterior al duelo, Tite encontró fuerzas para evaluar el altísimo nivel de juego que desplegaron Brasil y Bélgica en Kazán. “Con todo el dolor que estoy sintiendo, tengo capacidad de análisis. Los amantes del buen fútbol han visto un buen partido y han disfrutado con él”, afirmó.
El orgullo del trabajo hecho
El técnico se hizo cargo de la Seleção el 20 de junio de 2016, hace menos de dos años y un mes completo. En este breve tiempo, ha renovado totalmente la imagen de sus discípulos dentro de las canchas.
Y su influencia ha ido más allá, al afectar a la infraestructura del equipo. El cuerpo técnico ha crecido y ha ampliado su potencial para el análisis y la búsqueda de información, así como la comunicación con los jugadores, clubes y entrenadores en el aspecto externo.
“La afición también sabrá analizarlo. A veces, el dolor se manifiesta, pero una cosa es segura: los hinchas sabrán juzgar lo que ha ocurrido, que transciende el resultado”, afirmó.
Con todo, al preguntársele sobre sus propios planes, Tite optó por la cautela. “Tengo el orgullo del trabajo hecho, y el sentimiento de la derrota, pero se trata de saber analizar las cosas. No estoy en condiciones de adelantarme a nada”, dijo. No obstante, antes había apuntado que “siempre que un entrenador dispone de más tiempo, conseguirá, en teoría, desarrollar un trabajo mejor”.
Ahora la Seleção entra en un periodo de espera, con la posibilidad de iniciar una nueva serie de victorias, que quizás represente la continuidad. Todavía queda mucho tiempo para Qatar 2022.