La soledad impacta en el cerebro de una persona con una enorme sensación de vacío existencial que se torna un círculo vicioso y lleva al individuo a alejarse cada vez mas.
“Sentirse solo es un mecanismo biológico como tener hambre o sed”, explicó Facundo Manes. De modo que la compañía o la sensación de contención es crucial para el bienestar de cualquier persona. La diferencia que hay con las necesidades vitales que se mencionaron anteriormente, es que la soledad no se soluciona bebiendo un vaso de agua o comiendo un trozo de pan. Una persona que se siente sola normalmente no puede solucionar su situación con ingerir algo que cambie su situación. Difícilmente veamos que alguien sale a la calle a gritar “necesito tener amigos”. La soledad es una situación compleja que trae aparejadas muchas emociones intensas.
Y es que estas emociones intensas pueden derivan en mecanismos de pensamientos negativos que pueden provocar que el individuo que se siente solo no pueda salir de ese pozo que cada vez se hace más profundo. La resignación es una característica de este tipo de episodios. La persona termina creyendo que estará sola para siempre y no se abre a la oportunidad de socializar. La falta de interacción con otras personas oxida el cerebro del ser humano.
“Es malo para el cerebro que una persona se aísle”, nuestras neuronas necesitan desafíos intelectuales pero también contacto social.
La analogía que Facundo Manes hace de la soledad con un ACV, se debe a que llega un punto en el que la situación de permanente soledad termina dañando el cerebro de la persona, dejando secuelas irreparables en ella. Por eso es importante valorar las relaciones personales. Hacer actividades que impliquen hablar con otras personas, conocer otras realidades y por sobre todas las cosas mantener vínculos afectivos sólidos.
La soledad, al igual que cualquier otra enfermedad, puede dejar lesiones para toda la vida si no la tratamos a tiempo.
