Aunque Claudio Maccone es ya uno de los grandes veteranos de SETI, la cara que se le tuvo que quedar al ver los resultados provenientes del telescopio RATAN-600 debió ser épica. Y es que, por mucho que hayas visto, una señal así puede ser el inicio del mayor descubrimiento de nuestra época. O, incluso de otras. ¿Hay vida extraterrestre ahí fuera? ¿Nos están enviando mensajes de radio? La señal es harto extraña y muy potente. Así que Maccone y el SETI al completo han apretado los puños con excitación. ¿Habremos contactado por fin con alguien?
Y es que hace un par de días, Paul Gilster publicaba la noticia: una señal procedente de HD164595, en la constelación de Hércules, levantaba la alarma. La señal parece haber sido emitida con una potencia y una longitud de onda del todo inusual. Es como si se hubiera lanzado intencionadamente ya que se sale del todo de lo que cabría detectarse. Además, no encaja con ninguna fuente natural de emisión. Todas las características indican que dicha señal no puede haberse generado sola de forma espontánea. Lo que ha llevado a los expertos del SETI a una conclusión lógica (y deseada): algo podría haber estado mandando una señal desde muy lejos de forma consciente. Dicha señal proviene de un sistema que se encuentra a 95 de años luz de aquí. Eso quiere decir que lo que hemos recibido salió hacia destino, al menos, 95 años atrás. El sistema de HD164595 no ha sido analizado, así que sabemos muy poco sobre él aparte de la edad y masa de su estrella, que es casi como nuestro sol pero casi dos mil millones de años más vieja.
Las posibilidades de habernos topado con una señal extraterrestre de origen inteligente son de las más altas hasta la fecha. Eso no quiere decir que sean especialmente altas, pero sí lo suficiente como para seguir observando en dicha dirección. Soñemos por un momento que recibimos más del estilo y nos aseguramos de que hay alguien ahí fuera emitiendo señales, como nosotros. Nos encontraríamos, sin duda, ante el hallazgo más importante de nuestra historia. Mucho más de lo hallado hasta la fecha. Y eso sin que tengamos posibilidad, por ahora, de comunicarnos con alguien tan lejos. Al menos de forma inmediata, pues cualquier mensaje llegaría cientos de años después. Pero volvamos a la Tierra, de nuevo. Habrá que esperar meses, si no años, para asegurarnos de que lo que hemos escuchado es en realidad una señal de que no estamos solos en el universo.